¿Cuánto tiempo voy a tardar en recuperarme?

Gestionar esta pregunta de la mejor manera posible conlleva paciencia, experiencia y conocimiento.

La respuesta nunca será exacta, pero debe tener un objetivo claro: aclarar la incertidumbre del paciente, y para ello debemos conocer al detalle en el contexto en el que nos hallamos.

Si bien es cierto que, todos conocemos la historia natural de la enfermedad en base a la literatura, todo es dependiente de muchos factores a tener en cuenta. Y para quien no haya entendido esto de la historia natural de la enfermedad, vamos a explicarlo un poquito mejor.

Como nexo común a todos los tejidos, podemos hablar de tres procesos implicados en la lesión: inflamación, regeneración y reorganización. Sin embargo, cada tejido tiene sus propios tiempos de regeneración, un concepto, por cierto, muy deseado entre todos aquellos que han sufrido una lesión. Normalmente, estos tiempos de recuperación son dependientes de la irrigación del tejido en cuestión, es decir, de la cantidad de sangre que le llegue con una relación de proporcionalidad inversa: a mayor irrigación, menor tiempo de recuperación.

Para que os hagáis una idea, podemos aportar el tiempo de curación de algunos tejidos:

• DOMS o agujetas musculares: 0-3 días
• Rotura de fibras musculares: de 2 semanas a 6 meses en función del grado.
• Esguince: de 3 días a 1 año en función del grado.
• Tendón: de 3 semanas a 8 meses en función del tipo de afectación.
• Hueso: de 5 semanas a 3 meses.
• Cartílago: de 2 meses a 2 años.
• Injerto de ligamento: de 2 meses a 2 años.

Esto es a lo que llamamos historia natural de la patología. Sin embargo, el contexto es determinante en el proceso:

• ¿y si el paciente tiene patologías concomitantes?
• ¿y si son varios los tejidos implicados?
• ¿y si el dolor es recidivante?
• ¿y si el paciente está polimedicado?

Pues bien, no es cuestión de sumar, no es cuestión de "no mojarnos", no es cuestión de que no queramos daros un dato exacto… es cuestión de que necesitamos tiempo para conocer y definir bien el contexto.

Y ¿a qué nos referimos con contexto?

El contexto es la esfera biopsicosocial del paciente, sus hábitos de vida y, en definitiva las herramientas que aportamos a nuestros tejidos para la recuperación: alimentación, sueño, actividad física, gestión de emociones, estrés… ¿creéis que va a ser lo mismo la recuperación de un paciente que hace ejercicio, se alimenta bien, duerme ocho horas diarias, y no tiene un estrés significativo, que la de otro sedentario, con una mala gestión de emociones y que se alimenta a base de ultraprocesados? Claramente, la condiciones de los tejidos cambian con el contexto.

Y, por supuesto, el procesamiento del problema, es decir, las creencias y expectativas ante el dolor y la falta de función. Aspectos como el miedo al movimiento, la limitación que supone una patología en la esfera laboral y socioeconómica, o las falsas creencias como por ejemplo que "los esguinces no se curan", son muy limitantes y determinantes en el pronostico.

En conclusión, tú, fisioterapeuta, no dejes escapar todos aquellos aspectos que sabemos son determinantes en el proceso y trata de explicárselo al paciente con la mayor empatia y paciencia posible; y tú paciente, escucha bien atento, no te quedes con dudas, analiza tu contexto, dale a tus hábitos la importancia que se merecen, conviértete en el protagonista de tu recuperación de una manera activa y trata de valorar el progreso día a día sin que el objetivo final eclipse tus méritos, por pequeños que sean, y así es como conseguirás caminar, correr, saltar, ducharte o subir escaleras sin dolor. En definitiva, aportemos a los pacientes todas aquellas herramientas que pueden utilizar de manera activa para empoderarles y que se sientan los protagonistas en su proceso de recuperación.